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La familia y la escuela: una historia evolutiva

A lo largo de los últimos años, la familia en México y en el mundo ha sufrido un cambio muy acelerado, tanto en su composición como en sus roles y relaciones. En este artículo, haremos un recuento histórico de cómo estos cambios en la familia han producido, a su vez, una transformación en la manera de educar dentro y fuera de casa.


Un brinco hacia el pasado es necesario para entender el momento que vivimos hoy. Este análisis inicia con la generación de padres nacidos en los cuarenta, ya que es hasta después de la Segunda Guerra Mundial que se logra una estabilidad y bonanza suficientes para un mayor auge de proyectos educativos diversos de carácter privado. Esta generación es una a la cual, como menciono anteriormente, le tocó presenciar guerras, devaluaciones y una situación económica precaria, por lo que poco a poco tiende a buscar estabilidad y seguridad. En ese sentido, la composición familiar usual era el padre proveedor y la madre dedicada al hogar y a los hijos, que generalmente eran varios.


En esta generación, la educación fuera y dentro de casa era de corte tradicional: en el colegio regía la idea del maestro como poseedor único del conocimiento, quien esperaba de sus estudiantes obediencia absoluta y los cuestionamientos de lo que se enseñaba o de las reglas existentes eran desincentivados. Los hijos asistían a un mismo tipo de colegio y la uniformidad era lo esperable ya que la historia supuestamente demostraba que la educación, la disciplina y el trabajo arduo eran necesarios para el “progreso”. En este modelo educativo también se observan las consecuencias sociales de una revolución industrial que buscaba homogeneizar el conocimiento y producir estudiantes y futuros trabajadores en masa para la industria que los acogería.


En cuanto a la crianza en casa, las cosas no resultaban tan distintas: la educación era francamente autoritaria. Al haber muchos hijos, se esperaba de ellos autonomía temprana y que colaboraran en el hogar. La expectativa era también que dejaran pronto el seno familiar para integrarse en las ciudades al modelo industrial de contribución al bien mayor, o acaso que fueran la mano de obra del ámbito rural. No quiero dejar de mencionar que esta generación atestiguó la invención de la televisión y la incorporó al hogar como un medio de información y entretenimiento familiar.


Llega la siguiente generación: esos niños que crecieron en los setenta y ochenta y que tuvieron sus propios hijos en los noventa. En estas familias, uno de los cambios principales fue el interés de las mujeres en su desarrollo personal, su propia educación y la búsqueda de trabajo remunerado fuera de casa. En esta época, se buscaron menos hijos pero con más libertades. Al haber vivido una educación autoritaria, movieron el péndulo hacia el lado opuesto y buscaron una educación mucho más laxa en lo general, imbuida de los nuevos aires de libertad de aquellas décadas.


En cuanto al sistema escolar, en este periodo se crean nuevas escuelas. La idea del constructivismo se estableció como uno de los modelos educativos paradigmáticos y nacieron un sinfín de colegios menos “tradicionales” en donde el alumno era ya “visto” y se consideraba como un actor importante dentro de su propio aprendizaje. Además, esta época marca el inicio de la tecnología en los hogares con la introducción de las computadoras y teléfonos celulares.


Saltemos ahora a la generación actual de padres que ha vivido la experiencia pandémica con hijos en edad escolar básica y sobre cuyo sistema educativo ya se han hecho algunos estudios. Se ha visto que esta generación conforma familias de uno o dos hijos, ambos padres trabajan fuera de casa, las familias sufren muchas recomposiciones al haber muchos más divorcios, separaciones y matrimonios en segundas nupcias. El estilo de crianza es libre pero regulado a la vez, de allí el término “papás helicóptero”, refiriéndose a los padres que ven como su prioridad de crianza que sus hijos sean felices, pero por otro lado los hiper-vigilan, lo cual es posible actualmente con los celulares inteligentes y los sistemas de tracking familiares en estos dispositivos.


Estas familias viven inmersas en la tecnología, crecieron con ella y debido a la pandemia, es la primera generación de padres que vio a sus hijos estudiar en línea acaso desde la edad preescolar, aunque cabe mencionar que la educación en línea ya estaba instaurada exitosamente en el ámbito universitario y de especialidades. Durante este tiempo de pandemia, los padres se vieron incentivados, como nunca antes, a involucrarse en una mayor medida en la educación de sus hijos. Esto les ha permitido acercarse no solo a sus hijos sino a los vicios y virtudes del sistema educativo, y a muchos padres no les gustó lo que vieron, en términos de contenidos curriculares de poca relevancia y utilidad para el futuro, o interacciones entre estudiantes y docentes poco estimulantes y arcaicas.


Estamos posiblemente ante la coyuntura que abre la posibilidad de darle un giro copernicano al sistema educativo. Acudimos a la creación de múltiples proyectos educativos conocidos como “burbuja”, colegios virtuales en su totalidad con una currícula distinta e innovadora o proyectos híbridos, entre otros, lo cual ha permitido a los padres de familia poder incursionar en otra forma de educar, educarse y vivir. Se abre entonces la interrogante de cómo estos nuevos modelos post-pandémicos llegaron para extenderse y qué tanto la experiencia vivida nos ha demostrado que no hay un modelo para todos los niños, sino un abanico de posibilidades para que nuestros hijos puedan desarrollar sus potencialidades en el modelo adecuado para ellos y sus familias.




Acerca de la autora

Psicóloga graduada de la UNAM, con maestrías en Educación por la Universidad de Columbia en Nueva York, y una segunda en el Instituto de la Familia IFAC, Ángeles Pérez-Verdía es reconocida en el ámbito de la educación por su visión centrada en el desarrollo de habilidades socioemocionales de niños y jóvenes y el desarrollo de la inteligencia emocional en adultos. Actualmente, es Directora de Kinich School en Radix Education, iniciativa innovadora de educación básica en línea con estudiantes ubicados en toda la República Mexicana y en el extranjero.



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