México se encuentra en un momento crítico de su desarrollo económico,
beneficiándose significativamente por las oportunidades de Nearshoring. Sin
embargo, para capitalizar y, más aún, sostener estas oportunidades, resulta
indispensable emprender una transformación profunda y estratégica en la
percepción y la inversión en educación dentro del país.
El informe "Spark & Sustain" de McKinsey proporciona valiosas recomendaciones
sobre cómo mejorar el aprendizaje a gran escala. Destaca la importancia de
invertir en la formación y el desarrollo profesional docente, la actualización
curricular para atender las necesidades de una economía globalizada, mejorar la
infraestructura educativa y fomentar la participación colectiva.
Pero ¿cómo sabemos si estas recomendaciones son efectivas?
Finlandia desde 1990 ha invertido significativamente en la educación de sus
docentes, garantizando que todos cuenten, como mínimo, un título de maestría y
sobre todo un desarrollo profesional continuo. Sus resultados no solo se reflejan
desde el 2000, en los altos resultados en PISA, sino también en su correlación
directa con la fortaleza económica del país.
Singapur ha centrado sus esfuerzos en la calidad docente y en un modelo de
aprendizaje que pone énfasis no sólo en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y
Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), sino también en el pensamiento
crítico, la creatividad y el desarrollo físico, social y moral del estudiante.
Corea del Sur, además de adoptar estrategias similares, ha prestado gran
atención a su cultura e impacto colectivo, valorando la educación como un medio
hacia el progreso socioeconómico nacional. Esto ha motivado inversiones
significativas tanto del gobierno como de las familias para alcanzar un nivel
académico excepcional, complementando la educación formal con programas
extracurriculares y tutorías. Este país ha evolucionado de una economía de bajos
ingresos en 1960, con un PIB per cápita de apenas US$158, a convertirse en una
nación próspera con un PIB per cápita superior a los US$31,000.
La adopción de estas recomendaciones requiere de una inversión financiera
considerable, lo que podría contraponerse a la política de austeridad del gobierno
actual. Es crítico reconocer que en México las nuevas generaciones muestran
capacidades decrecientes en matemáticas, ciencias y lenguaje. La importancia y
magnitud de la pérdida de estos procesos cognitivos subrayan que invertir en
educación excede la noción de ser un mero capricho político; es una obligación
social y, además, una estrategia económica lógica y necesaria.
Con el respaldo de datos y análisis internacionales, la respuesta a la pregunta
inicial es afirmativa: el éxito económico de México estará intrínsecamente
vinculado a la calidad de su educación.
Por Erik Ramírez Ruiz
Maestro en Tecnología Innovación y Educación de la Universidad de Harvard
(HGSE). Co- Director de Harvard Alumni for Education, Miembro de la Coalición
Latino Americana de Excelencia Docente y Presidente Ejecutivo de Radix
Education.
X: @Erik_RamirezR
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